El texto resalta que el dinero que los fabricantes gastan en publicidad suele superar, con creces, las sumas invertidas para controlar el tabaquismo. Y añade que "la industria tabaquera se asegura de que haya suficiente nicotina en cada cigarrillo para mantener la adicción de las personas".
2. Todo el mundo sabe lo malo que es fumar
Además, según los expertos, "relativamente pocas mujeres son conscientes de los peligros relacionados con su sexo, entre los que se encuentra el riesgo de padecer cáncer cervical, osteoporosis, menopausia temprana, abortos, embarazo ectópico -fuera del útero- e infertilidad.
3. Unos pocos cigarrillos al día no hacen daño
4. Los cigarrillos 'light' son menos dañinos
Los autores insisten en que esta clase de productos son tan peligrosos como el resto. Aunque las máquinas sí detectan niveles menores de nicotina y alquitrán, los autores insisten en que los consumidores fuman de una manera distinta a las máquinas, con lo que las cifras acaban siendo las mismas. De forma inconsciente, y para compensar los menores niveles, los consumidores fuman más cigarrillos, inhalan el humo más fuerte y profundamente, bloquean los orificios de ventilación.
5. Si quieres es fácil dejarlo
Es posible dejar de fumar pero no siempre es una tarea sencilla. El ensayo recalca la naturaleza adictiva de la nicotina y la asemeja con la de otras drogas como la heroína, la cocaína y el alcohol.
7. Un fumador siempre será un fumador
8. Los fumadores sólo pierden un par de años de vida
9. El tabaco ambiental no mata
10. El tabaco es bueno para la economía
Los costes sociales del tabaco a largo plazo superan los beneficios, explican los autores del texto. Aseguran que si este producto desapareciese de la economía de EEUU, el dinero "se invertiría en otros bienes y servicios que generarían el suficiente empleo y actividad económica para reemplazar lo que podría haberse perdido de la industria tabaquera".
11. El problema del tabaco ya está solucionado
12. La industria ya no se dirige a los jóvenes
La mayor parte de los consumos se inician entre los 12 y los 17 años. Los fabricantes de cigarrillos son conscientes de ello y, por eso, continúan dirigiéndose a los más jóvenes. La presencia del tabaco en el cine o los materiales promocionales (camisetas, gorras) son dos de las vías empleadas para llegar a los más jóvenes, plantean los especialistas.